Se trata de una comedia dramática de Miramax que plantea sobre qué pilares se está educando a los hijos. “Everybody’s fine” está escrita y dirigida por Kirk Jones, protagonizada por Robert de Niro, Drew Barrymore (la inolvidable hermana pequeña de Elliot, el protagonista de “E.T. el Extraterrestre”), Kate Beckinsale y Sam Rockwell.
Todo se centra en Frank (Robert de Niro), un jubilado y viudo reciente que se ha pasado la vida trabajando en sistemas de telecomunicaciones y ha dedicado poco tiempo a su familia. Un fin de semana invita a sus cuatro hijos, desperdigados por el país, a una barbacoa para “sentarlos a todos alrededor de la mesa”. Pero la víspera comienzan a excusarse uno a uno, por lo que el padre decide averiguar directamente qué les ocurre y presentarse en sus casas dándoles una sorpresa. Así que, pese a su poca salud, recorre Estados Unidos para terminar descubriendo que las vidas de sus hijos no son como él esperaba... o como le habían contado. Y se da cuenta de que han crecido y no les conoce apenas.
Entonces Frank se lamenta “de haberles exigido”, de haberles presionado a tener metas altas profesionalmente. Y se autoinculpa por haber recibido mentiras en lugar de respuestas sinceras, con el fin de no decepcionarle.
La película presenta la soledad de las personas mayores de un modo muy elocuente, el egoísmo de los hijos que montan sus vidas y se olvidan de sus padres ancianos, pero sobre todo, los fallos en la educación de los hijos, la falta de tiempo, etc.
De todas formas, a mí me parece que el mensaje de la película es algo ambiguo. Por un lado lanza frases como “hay que dejar a los hijos escoger por ellos mismos”, “lo verdaderamente importante es que sean felices hagan lo que hagan”, argumentos algo peligrosos cuando se quiere educar con criterio y no “a lo que salga”. Pero también es una bonita reflexión sobre esos momentos desaprovechados cuando son pequeños –el tiempo vuela-, por tantas ocupaciones de los padres, en que no se les lee un cuento, no se habla de las cosas que verdaderamente les preocupa, o simplemente, no se está con los niños compartiendo el día a día.
A mí me gustó y me interesó de principio a fin. Creo que se puede sacar ideas útiles de ella. Robert De Niro está genial, hay escenas verdaderamente bien contadas y se utiliza la metáfora y los encuadres de cámara de una forma muy poética. Se estrena el 30 de diciembre.
Todo se centra en Frank (Robert de Niro), un jubilado y viudo reciente que se ha pasado la vida trabajando en sistemas de telecomunicaciones y ha dedicado poco tiempo a su familia. Un fin de semana invita a sus cuatro hijos, desperdigados por el país, a una barbacoa para “sentarlos a todos alrededor de la mesa”. Pero la víspera comienzan a excusarse uno a uno, por lo que el padre decide averiguar directamente qué les ocurre y presentarse en sus casas dándoles una sorpresa. Así que, pese a su poca salud, recorre Estados Unidos para terminar descubriendo que las vidas de sus hijos no son como él esperaba... o como le habían contado. Y se da cuenta de que han crecido y no les conoce apenas.
Entonces Frank se lamenta “de haberles exigido”, de haberles presionado a tener metas altas profesionalmente. Y se autoinculpa por haber recibido mentiras en lugar de respuestas sinceras, con el fin de no decepcionarle.
La película presenta la soledad de las personas mayores de un modo muy elocuente, el egoísmo de los hijos que montan sus vidas y se olvidan de sus padres ancianos, pero sobre todo, los fallos en la educación de los hijos, la falta de tiempo, etc.
De todas formas, a mí me parece que el mensaje de la película es algo ambiguo. Por un lado lanza frases como “hay que dejar a los hijos escoger por ellos mismos”, “lo verdaderamente importante es que sean felices hagan lo que hagan”, argumentos algo peligrosos cuando se quiere educar con criterio y no “a lo que salga”. Pero también es una bonita reflexión sobre esos momentos desaprovechados cuando son pequeños –el tiempo vuela-, por tantas ocupaciones de los padres, en que no se les lee un cuento, no se habla de las cosas que verdaderamente les preocupa, o simplemente, no se está con los niños compartiendo el día a día.
A mí me gustó y me interesó de principio a fin. Creo que se puede sacar ideas útiles de ella. Robert De Niro está genial, hay escenas verdaderamente bien contadas y se utiliza la metáfora y los encuadres de cámara de una forma muy poética. Se estrena el 30 de diciembre.