lunes, 11 de enero de 2010

Amerrika


Deliciosa película, llena de ternura a pesar de que no trata de disfrazar las dificultades de la vida real. Es una historia que conocen bien muchos inmigrantes que llegan a Norteamérica en busca de una vida mejor. Como ocurre con tanta frecuencia, sienten nostalgia del hogar, al tiempo que se esfuerzan por encajar y encontrar un sentido de pertenencia en su nuevo país.

La película se basa a grandes rasgos en la experiencia de la directora y guionista Cherien Dabis y su familia palestino/jordana. Los protagonistas son Muna (Nisreen Faour), una mujer cuarentona, abandonada por su marido, que desea para su hijo Fadi (Melkar Muallem) una vida mejor que la que tienen en Belén. Todo cambia cuando Muna y Fadi obtienen un permiso de trabajo y residencia en Estados Unidos, y allá que se van prácticamente con lo puesto a casa de la hermana de Muna, que vive en Illinois con su marido y sus tres hijos. Allí tendrán que esforzarse por encajar en una nueva cultura sin perder la propia, enfrentándose a un ambiente ubicado justo después de la invasión de Irak y la detención de Sadam Hussein, y a la desconfianza con que casi todo el mundo mira lo proveniente del mundo árabe.

Muna sólo consigue trabajo en una hamburguesería, a pesar de sus dos licenciaturas y su gran experiencia en temas bancarios. Mientras, Fadi se mete en líos en el instituto. Pero la indomable y dulce Muna no pierde la esperanza afrontando con optimismo esta nueva etapa y tratando de formar a su hijo en un ambiente difícil para ambos.

La parte palestina fue rodada en Ramallah y la parte americana en una zona rural de Canadá. Contada con estilo sencillo, con un montaje y un movimiento de cámara lleno de naturalidad y un sonido espectacular, se nutre de muchos pequeños acontecimientos cotidianos, como la tediosa vida en Palestina, los fatigosos controles en el aeropuerto o la larga y vana búsqueda de trabajo. Quizás se le puede reprochar que es algo maniquea en el trato de la psicosis antiárabe norteamericana, comprensible por otra parte tras el 11-S. Pero no deja de ser una interesante aportación intercultural –enriquecido con el personaje del profesor judío- que ha cosechado algunos premios.

La recomiendo vivamente. Para todos los públicos, aunque preferentemente a partir de 14 años.

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