Las grandes producciones de cuentos clásicos como “Blancanieves”,
“Alicia en el País de las Maravillas”, “El Mago de Oz” y, próximamente, “Maléfica”,
parece que están de moda. Con mayor o menor acierto, en general son
producciones muy visuales, con un gran derroche de tecnología digital y un
vestuario espectacular.
Ahora, de la mano de DeAplaneta, se estrena “La Bella y
la Bestia”, adaptación del famoso cuento de hadas original, escrito por
Gabrielle-Zusanne de Villeneuve en 1740, y popularizado por las versiones de
Jean Cocteau y Walt Disney.
Dirigida por el francés Christophe Gans, es una cuidada y
romántica historia protagonizada por Lea Seydoux y Vincent Cassel. La
acción transcurre en 1810. Un mercader arruinado debe viajar para recuperar uno
de sus navíos hallado intacto tras un naufragio donde lo perdió todo. Ante tan
buenas noticias, sus caprichosas hijas mayores le piden vestidos y joyas, pero Bella, la más joven de sus hijas, sólo quiere
una rosa para plantar en su jardín. Tras perderse en un inquietante bosque, el
mercader descubre el castillo mágico de la Bestia
(Vincent Cassel), que le condena a muerte por haberle robado una rosa. Sintiéndose
responsable de la desgracia, Bella ocupa
el lugar de su padre. Pero en el castillo de la Bestia, no sólo no le espera la muerte, sino una extraña vida y unos
extraños seres.
Gans se ha ceñido a la historia original de Villeneuve, donde
el padre de Bella (André Dussollier) tiene un papel importante, mayor que el
villano Perducas, interpretado por el
español Eduardo Noriega.
La película, rodada íntegramente en estudio, es muy
entretenida y tiene un buen ritmo. Transcurre entre la “vida real”, ubicada en
el primer imperio francés, y en los dominios mágicos de la bestia, que nos
traslada a una época anterior.
El trabajo de postproducción es brillante, de una
estética esplendorosa, entre gótica y manuelista -el estilo renacentista
portugués-, con detalles barrocos y hasta mesopotámicos, lo que da un resultado
ecléctico con unos efectos visuales muy buenos, sobre todo las enredaderas de
rosales que lo invade todo. El vestuario es también bastante espectacular, especialmente
los suntuosos vestidos que se encuentra cada día Bella al despertar.
Los cuentos de hadas encierran todos una moraleja. En
éste no se ve tan clara, aunque se contraponen los caracteres de las hermanas
frívolas, egoístas y avariciosas frente a la bondad de Bella. Tampoco está bien narrado el “paso” del temor al amor que se
da en la heroína, sino que de repente nos encontramos con que de buenas a
primeras está enamorada de la Bestia… y no es suficiente explicación lo que ve
de la vida anterior del príncipe en sus sueños.
Por eso, es una película para pasar el rato y visualmente
muy bonita, pero nada más. Contiene detalles sensuales.
Me ha gustado, es una peli muy bonita pero la Bestia parecía el gato con botas.
ResponderEliminarA mis hijas les encantó, la recomiendo.
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