De la mano de DeAPlaneta, la
película, del director Renny Harlin, recrea los orígenes del célebre semidiós dorio con una reinterpretación muy libre de la mitología griega, contada desde la
perspectiva de un joven guerrero que debe enfrentarse a su destino para liberar
a su pueblo.
En un intento
desesperado por liberar a su pueblo de la opresión de su vengativo esposo, el
rey Anfitrión (Scott Adkins), la reina Alcmena (Roxanne
McKee) dirige sus súplicas hacia Hera y fruto
de sus plegarias nace Alcides (Hércules), engendrado por Zeus. Ajeno a su
verdadera identidad, Hércules (Kellan
Lutz) sufre el desprecio del rey
Anfitrión, quien sabe que no es hijo suyo, favoreciendo a su otro hijo Ificles (Liam
Garrigan), envidioso y cobarde. El joven Hércules
se enamora de la bella Hebe (Gaia Weiss), princesa de Creta, pero Anfitrión proclama
que será Ificles quien contraerá matrimonio con la princesa y heredará el
trono. Hércules, junto con su compañero Sotiris (Liam McIntyre), es enviado a una guerra ficticia y cae en una emboscada. Vendido
como gladiador, su afán es regresar y recuperar a su amada de las garras de su
hermano.
Rodada en espacios naturales de Bulgaria, es una
historia bastante plana en su planteamiento, totalmente previsible y con
guiones no muy exigentes, pero óptima en su puesta en escena, tanto en las
tomas de acción y lucha como en los decorados; también en la fotografía,
sombría y tirando a sepia al estilo de “300” -salvo en las escenas románticas,
que son luminosas-, y en el vestuario, muy cuidado, y un brillante trabajo de
armería para los guerreros. Aunque se hace
mucha exhibición de músculos y bíceps, las interpretaciones son aceptables.
La película no tiene casi nada que ver con la fábula
mitológica del héroe griego. Sólo hay una breve escena, la del León
de Medea, relativa a los famosos trabajos de Hércules y su fuerza sobrehumana.
Se trata más bien de una película de aventuras con el leit motiv de la historia
romántica entre Hércules y Hebe y la lucha entre buenos y malos. Está bien para
pasar un buen rato de entretenimiento. También en 3D. Para jóvenes.