Florence (Rebecca Hall) se dedica a desenmascarar montajes sobre presuntos fenómenos paranormales, sirviéndose de sistemas metódicos y racionales. Un día, la contrata uno de los maestros del internado de Rookford, Robert Mallory (Dominic West), en la campiña inglesa, para investigar las supuestas apariciones del fantasma de un niño, y ella acepta el reto. Una vez allí, el misterio que rodea al fantasma parece no ser más que una broma de niños. Sin embargo, a punto de marcharse, Florence vive un escalofriante encuentro que desafía toda explicación racional. Decide quedarse a averiguar el asunto aprovechando las vacaciones de Navidad, acompañada únicamente de la gobernanta (Imelda Staunton), de un alumno cuyos padres no pueden hacerse cargo de él (Isaac Hempstead-Wright) y del profesor Mallory.
Muchos de los momentos del film se nutren de los preparativos científicos para “cazar” al fantasma, pero también van surgiendo los propios traumas y secretos interiores tanto de la racional protagonista como del crédulo profesor, que constituye un drama paralelo al thriller. La fotografía grisácea y brumosa del barcelonés Eduard Grau, contribuye crear la fría y solitaria atmósfera del internado y sus bosques.
Se trata de una película de miedo psicológico y sobrenatural –afortunadamente no es sangrienta-, la típica en que se producen sobresaltos, se deslizan presencias difusas y se viven algunos momentos muy inquietantes. De todos modos, hay algo que falla en el guión, muy enrevesado y poco claro, y las escenas eróticas, aunque breves, están de más. Sólo para adultos.