Tras el magnicidio, ocho personas son detenidas y acusadas de conspirar para matar al presidente, al vicepresidente y al secretario de Estado. La única mujer que se encuentra entre ellos, Mary Surratt (Robyn Wright), de 42 años, regenta una pensión donde el autor material, John Wilkes Booth (Toby Kebbell) y sus cómplices –entre los que se encontraba el propio hijo de Surrat-, se reunieron y planearon los asesinatos simultáneos.
La defensa de oficio de Mary Surrat se le encomienda al abogado Frederick Aiken (James MacAvoy), un joven héroe de guerra unionista, a lo que accede a regañadientes. Sin embargo, el joven abogado acaba creyendo en la inocencia de su defendida, y también que está protegiendo a su hijo John (Johnny Simmons), pero le cuesta encontrar a los testigos y las pruebas que la exculpen y la salven de morir en la horca. Sin embargo, su sentido del deber y de encontrar la verdad conduce a Aiken a enfrentarse a una sociedad que ya ha condenado a Mary Surrat.
La película es interesante de principio a fin, con momentos de gran intensidad dramática en las sesiones judiciales. Al mismo tiempo, se hace una crítica de los prejuicios post bélicos, de la situación de catarsis de todo un país ante el asesinato de su idolatrado presidente y del implacable sistema judicial militar de la época, deseoso de aplicar castigos ejemplares.
Para adultos.
Me gusto mucho. La recomiendo!!
ResponderEliminarEstá muy bien, muy interesante.
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