Quienes hayan seguido con interés las tres temporadas de “Isabel”, sin duda
disfrutarán con esta película que cuenta los años que pasaron entre la muerte
de Isabel la Católica y el comienzo de la regencia del Cardenal Cisneros, así
como la reclusión de por vida de Juana la Loca en Tordesillas. Faltaban estos
años entre “Isabel” y “Carlos, emperador”, otra excelente serie histórica de
TVE.
Dirigida por Jordi Frades y con guión de José Luis Martín, “La Corona
Partida” tiene el aliciente de contar con los mismos actores que ilustraron los
personajes de “Isabel”: Rodolfo Sancho (Fernando el Católico), Irene Escolar (nominada
a los Goya 2016 como Mejor Actriz Revelación), Raúl Mérida (Felipe el Hermoso),
Eusebio Poncela (Cardenal Cisneros), Fernando Guillén Cuervo (Fuensalida), Jacobo
Dicenta (Belmonte), Úrsula Corberó (princesa Margarita), entre otros; y
la incorporación de José Coronado (Maximiliano de Habsburgo) y Silvia Alonso
(Germana de Foix). Además, Michelle Jenner (Isabel) interviene en una breve escena
final.
La narración se organiza en torno al Cardenal Cisneros, que pone al día de
los acontecimientos a Fernando de Habsburgo, hermano de Carlos. A pesar de lo
estipulado en el testamento de Isabel la Católica, el deseo de Fernando de
mantener unidas las Coronas de Castilla y Aragón se ve frustrado por las ansias
de poder de Felipe el Hermoso que se cree con el derecho a ocupar el trono sin
tener en cuenta a su esposa Juana, la legítima heredera, a la que tanto su
padre como su marido intentan pasar por loca para quitarla de en medio. Una
serie de maniobras, en las que como siempre ofician traidores, ningunea a Juana,
con el apoyo de nobles castellanos que intentan recuperar sus parcelas de poder
perdidas. Juana se ve sola y sin apoyos, y a pesar del amor que siente por su
esposo, se niega a secundar sus maquinaciones, lo que la desestabiliza anímicamente.
A la muerte inesperada de Felipe, Juana se aferra a su cadáver, que besa
todas las noches en su lúgubre peregrinaje a Granada –se reproduce la escena
del famoso cuadro de Francisco Pradilla-, lo que contribuyó a su fama de loca
aunque en ningún momento las Cortes de Castilla la declararon incapaz y nunca
se le retiró el título de Reina. El rey Fernando encierra de por vida a su hija
Juana en Tordesillas y designa a su nieto Carlos como sucesor con la regencia
del Cardenal Cisneros.
Es éste un gran esfuerzo narrativo de Diagonal TV y R. Zinman Productions por
confinar en apenas 2 horas estos difíciles años de la Historia de España, no
siempre fáciles de contar desde el punto de vista cinematográfico. El famoso
episodio del vaso de agua helada bebido por Felipe el Hermoso tras el juego de
pelota está contada con mucho dramatismo.
Rodada en escenarios naturales históricos, con numerosos figurantes
y cámaras en drones, tiene una magnífica fotografía de Raimon Lorda, luminosa,
claustrofóbica o tétrica, según los casos, una excelente dirección artística de
Marcelo Pacheco y un cuidadísimo vestuario de Pepe Reyes.
Se ha contado con los
actores originales de la serie “Isabel”, por eso la interpretación de todos y
cada uno de los actores –ya familiares para muchos telespectadores- es lo que
de verdad da vida a la historia. Maravillosa Irene Escolar, a la que se
presenta como una víctima de los manejos políticos y no como una enajenada
(como hemos visto en otras versiones cinematográficas, algunas pésimas), muy
convincente Raúl Mérida y un Eusebio Poncela magnífico, es lo más destacable de
ellos, sin olvidar a Ramón Madaula, Rodolfo Sancho y a Fernando Guillen Cuervo.