Ruth y Alex Carver forman un
matrimonio mayor que vive en un bonito ático de Brooklyn, con excelentes
vistas. Allí han pasado los últimos cuarenta años de su vida en común, han
sufrido y han disfrutado de cada momento de su barrio, de sus amigos y de su perrita
también mayor. Son felices. Ruth es una profesora retirada y Alex un pintor aún
en activo de bastante calidad. El único inconveniente es que el ático, que está
en un edificio antiguo, no tiene ascensor y cada vez cuesta más subir los cinco
pisos a pie.
Distribuida
por Contracorriente Films, Richard Loncraine, su director, logra una comedia elegante en la que Morgan Freeman (Alex) y Diane Keaton (Ruth),
actores mundialmente reconocidos, tienen un verdadero feeling como el
matrimonio Carver. Se consigue crear una atmósfera de emociones y solidarizarse
con esta entrañable pareja que ve la necesidad de dejar su hogar de toda la
vida aun a costa de perder también un pedazo del corazón. Transmite además esa
agradable sensación de amor que, a pesar de no haber podido tener hijos, han
decidido donarse mutuamente.
Las peripecias de la venta y la búsqueda de
un nuevo piso da pie a divertidas y surrealistas escenas y también a momentos
reflexivos sobre la vida y lo que realmente importa.
Es una película que conviene verla. Para
jóvenes y adultos.