miércoles, 2 de septiembre de 2015

ÁTICO SIN ASCENSOR

Ruth y Alex Carver forman un matrimonio mayor que vive en un bonito ático de Brooklyn, con excelentes vistas. Allí han pasado los últimos cuarenta años de su vida en común, han sufrido y han disfrutado de cada momento de su barrio, de sus amigos y de su perrita también mayor. Son felices. Ruth es una profesora retirada y Alex un pintor aún en activo de bastante calidad. El único inconveniente es que el ático, que está en un edificio antiguo, no tiene ascensor y cada vez cuesta más subir los cinco pisos a pie.

Necesitan vender el ático y mudarse a Manhattan, a un edificio moderno… y con ascensor. Y aquí comienza la aventura. Su sobrina Lily (Cynthia Nixon), que es agente inmobiliario, se ocupa de la venta, y mientras tanto, los dos recuerdan sus años juntos vividos en su hogar, que se entremezclan con las peripecias de la venta, realmente divertidas. Entre medias, y afectando a la operación, se produce un suceso en el famoso puente de Brooklyn, que parece ser un atentado terrorista y la perrita de los Carver debe ser operada de urgencia. Todo ello hace que esta película costumbrista tenga un ritmo muy ágil y resulte muy entretenida.

Distribuida por Contracorriente Films, Richard Loncraine, su director, logra una comedia elegante en la que Morgan Freeman (Alex) y Diane Keaton (Ruth), actores mundialmente reconocidos, tienen un verdadero feeling como el matrimonio Carver. Se consigue crear una atmósfera de emociones y solidarizarse con esta entrañable pareja que ve la necesidad de dejar su hogar de toda la vida aun a costa de perder también un pedazo del corazón. Transmite además esa agradable sensación de amor que, a pesar de no haber podido tener hijos, han decidido donarse mutuamente.

Las peripecias de la venta y la búsqueda de un nuevo piso da pie a divertidas y surrealistas escenas y también a momentos reflexivos sobre la vida y lo que realmente importa.

Es una película que conviene verla. Para jóvenes y adultos.