Otra historia real traída por DeAplaneta sobre el terrible
episodio de los nazis, pero con una orientación muy distinta esta vez.
Tras huir de Viena durante la II Guerra Mundial sesenta años atrás, una anciana
judía austriaca afincada en California llamada María Altmann (Helen Mirren), aprovechando una ley
recién aprobada en Austria de restitución histórica, reclama en 1998 las obras
de arte que los nazis confiscaron a su adinerada y culta familia. Entre ellas figura
la célebre obra de Gustav Klimt Retrato de Adele Bloch-Bauer I, considerada
la “Mona Lisa” austriaca y que representa a su joven tía.
La magnífica pintura, toda cubierta de pan de oro, se encuentra expuesta en
el Museo Belvedere de Viena. Para el proceso pide ayuda al inexperto abogado
Randy Schoenberg (Ryan Reynolds),
descendiente también de austriacos, quien echará mano de su tesón para suplir
su falta de experiencia al acompañarla en esta lucha durante años que los
llevará hasta el corazón del gobierno austriaco y la Corte Suprema de Estados
Unidos. Un joven periodista (Daniel Brühl) les ayudará en la aventura. Pero mientras tanto, María deberá enfrentarse a las terribles verdades
de su pasado y volver a Austria, donde se había jurado no poner los pies nunca
más.
El director Simon Curtis logra una apasionante historia, llena de humanidad
y elegancia, con toques de humor y momentos de gran dramatismo. Refleja con
realismo los altibajos del empeño, los momentos de triunfo y los de fracaso durante
la dura lucha judicial. Y en todo el proceso, en “flashback” de exquisita
fotografía y rodados en alemán, la protagonista recuerda los momentos felices
de su juventud y la tragedia y humillaciones que vivió su familia con la
ocupación nazi.
Se trata de un film redondo, muy bien narrado, en el que las
interpretaciones de Helen Mirren y de Ryan
Reynolds son excepcionales. Una historia que para el abogado es sólo un reto
profesional y un acicate económico, pero que acaba convirtiéndose en algo mucho
más profundo que le acaba afectando personalmente.
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