lunes, 16 de mayo de 2016

NOCHE REAL

8 de mayo de 1945. La ciudad de Londres celebra el final de la guerra y en el Palacio de Buckingham dos jóvenes princesas arden en deseos de unirse a la alegría de la calle. Mientras el rey Jorge VI prepara su discurso a la nación, a la joven Isabel, futura Reina de Inglaterra, y a su hermana Margarita, se les permite salir de incógnito con la única condición de volver a medianoche.

Esta comedia de Julian Jarrold, protagonizada por Sarah Gadon, Bel Powley, Jack Reynor, Emily Watson y Rupert Everett, está basada en hechos reales pero desarrollada a base de mucha imaginación. Se sabe que a las jóvenes princesas se les permitió salir de palacio para ir a bailar a Ritz y volvieron a su hora. En la película, maravillosamente ambientada, se les supone sin embargo una serie de aventuras con momentos divertidos pero también angustiosos.

Efectivamente, van al Hotel Ritz pero la princesa Margarita, a la que dibujan como a una botarate, se va con unos vividores. Isabel, con la ayuda de Jack, un soldado de clase trabajadora y contrario a la monarquía, pasa la noche por las calles y barrios de Londres buscándola.

Es una pena que una película, con trazas tan atractivas, sea mediocre en el guión y desaproveche el brillante inicio para convertirlo en un argumento descabellado. Los reyes son divertidamente flemáticos y tienen su chispa, pero a la princesa Margarita la pintan absolutamente frívola y estúpida y a los guardaespaldas incapaces y necios a más no poder. A la propia Isabel la presentan como una niña mimada que piensa que todo se le debe. El único personaje creíble es el soldado que vuelve de la guerra desilusionado con todo y acaba ayudando a la refinada joven, por la que se siente atraído, sin saber quien es en realidad. Como en una caricaturesca “Vacaciones en Roma”, los protagonistas sueñan con salvar el abismo que les separa y ser gente corriente…

La ambientación, el vestuario y la documentación histórica son brillantes, y hay momentos muy emotivos, como la alegría desbordada ante el Palacio de Buckingham de los miles de británicos enardecidos y unidos a sus reyes. Pero sobra la recreación en la sordidez de los barrios bajos de Londres y en los antros de juego y prostíbulos, donde como bobas, van a parar las princesas. ¿Es el contraste burlesco con el refinamiento y seriedad de la corte británica que quiere brindar la película, como dos mundos opuestos?

En resumen, una película entretenida. Pero nada más.

Trailer:

https://www.youtube.com/watch?v=9IqF-Lfalwg