martes, 17 de mayo de 2011

PIRATAS DEL CARIBE: EN MAREAS MISTERIOSAS

Producida por Jerry Bruckheimer y dirigida por Rob Marshall, Walt Disney presenta una aventura realmente espectacular, la mejor de la saga quizás, llena de momentos trepidantes y de humor. Es la primera de las cuatro películas que se rueda en 3D.

De nuevo encontramos a Johnny Depp en su papel del embaucador e irreverente capitán Jack Sparrow. Esta vez va en busca de la Fuente de la Juventud, como medio para tratar de recuperar su adorado barco perdido, el Perla Negra. Pero a la mágica fuente también aspira no sólo la Marina española, que va tras los pasos del descubridor español Ponce de León, sino también el malvado pirata Barbanegra (Ian McShane) y su gran enemigo, el corsario Barbosa (Geoffrey Rush), siguiendo órdenes del Rey de Inglaterra.

En su periplo, Sparrow se cruza con Angélica (Penélope Cruz), la guapa hija de Barbanegra, una enigmática mujer de la que no está nunca seguro. Todos ellos han de cruzar unos mares infestados de bellas y mortíferas sirenas, a una de las cuales capturan (Astrid Bergès-Frisbey) para obtener una de sus lágrimas que sirva para la pócima de la eterna juventud.

Esta apabullante película, con tantos registros y de un guión inteligente y ágil, es sin embargo muy fácil de seguir. Su trepidante acción –y más en 3D- es envolvente, gracias a su montaje, música poderosa y a su fotografía en los bellísimos escenarios de Hawaii, tanto en los momentos “realistas” como en las escenas oníricas. Por ejemplo, las secuencias de las sirenas, presentadas como criaturas homéricas, son verdaderamente mágicas.

Las historias de Will Turner (Orlando Bloom) y Elizabeth Swann (Keira Knightley) ya se resolvieron en la entrega anterior, así que no se les echa demasiado de menos. Y en ésta tanto los antiguos como los nuevos personajes consiguen ser también muy carismáticos. Como siempre, Johnny Depp está magnífico en su papel de Sparrow y Penélope Cruz en el de la embaucadora Angélica.

Es una película con la que se disfrutará mucho, pero mejor a partir de los 13 ó 14 años.