sábado, 26 de junio de 2010

En la boda de mi hermana

Beth (Kristen Bell) viaja a Roma para asistir a la boda de su hermana. Allí conoce a Nick (Josh Duhamel), un reportero amigo del novio, y se atraen mutuamente. Pero desilusionada con él, desafía a la estatua de una “diosa del amor” y recoge unas monedas de su fuente. En ese momento provoca la pasión de los propietarios de aquellas monedas: un viejo magnate de salchichas, un mago callejero, un pintor bohemio y un modelo narcisista, que la persiguen a todas horas disputándose su amor. De vuelta a Nueva York se reencuentra con el encantador reportero, y piensa que él también está bajo la influencia del embrujo. Así que tiene que buscar la manera de deshacer el hechizo para tratar de averiguar si su amor es el verdadero.

Éste es el estúpido argumento de una estúpida comedia con unos estúpidos guiones, sin chispa, sin energía, sin ni siquiera gracia. Prometía algo mejor: el contraste de dos ciudades como Nueva York y Roma, el entorno glamouroso de una boda, unos protagonistas atractivos. Pero es todo tan ñoño e insulso… Una de las películas más aburridas y bobas que he visto en muchos años.

miércoles, 9 de junio de 2010

La última cima

Es la historia real y conmovedora de un sacerdote llamado Pablo Domínguez, decano de la Facultad de Teología de San Dámaso, que murió en 2009 en un accidente de montaña con tan sólo 42 años. Ha sido una productora española, Infinito Más Uno, la que se ha encargado del proyecto, con más dosis de creatividad e ingenio que de presupuesto, aunque la cinta resulta una emotiva e incluso divertida película.

Juan Manuel Cotelo, el director, presenta él mismo el film de una manera poco convencional, hablando de la dificultad de haberse “metido en líos” al acometer esta tarea, ya que no se trata de un cura pederasta, ni ladrón, ni manipulador ávido de poder, ni, en el mejor de los casos, un misionero en una selva perdida. Sino de un sacerdote “normal”, cuya vida merece ser contada por sus numerosas cualidades: alegre, piadoso, listo, intelectual, apuesto, cercano, entregado a los demás. Todos los que le conocieron guardan recuerdos personales imborrables de su amistad y cariño y cuentan testimonios conmovedores.

Con insistencia le pedían que predicara ejercicios espirituales. Y no sabía decir que no. Eso le llevó al convento cisterciense de Tulebras (Navarra) en febrero de 2009. Les habló de la muerte, y lo hizo con alegría. Al día siguiente subió al Moncayo, la única cima española de más de 2.000 metros que le quedaba por conquistar. Las últimas palabras que dijo a su familia por teléfono, unos minutos antes de morir, fueron: «He llegado a la cima».

El director muestra el testimonio de muchas personas que trataron a Domínguez: otros sacerdotes y obispos, alumnos y alumnas de la facultad de teología de San Dámaso, padres y hermanos, amigos... También hay fragmentos de una conferencia, de una entrevista y de unos ejercicios espirituales.

Pero el acierto es combinar todo este material con la opinión de personas de la calle que hablan de lo que piensan de los sacerdotes en la actualidad. Lo que le permite abordar temas como el celibato, la celebración de la misa y lo que debe ser un sermón, la confesión, los momentos de contradicción, la muerte...

Merece la pena ir a verla cuanto antes, pues no durará mucho en los cines.

martes, 1 de junio de 2010

La última canción

Basado en el último libro del escritor Nicholas Sparks “The last song” -que ha participado en el guión-, la Touchstone Pictures presenta un melodrama, romántico y algo lacrimógeno, que tiene lugar en una pequeña ciudad del sur de los Estados Unidos, en un paisaje idílico de la costa.
Un padre separado (Greg Kinnear) recibe durante el verano a sus dos hijos: una huraña adolescente, Ronnie (Miley Cyrus), que hubiera preferido pasar las vacaciones con su madre en Nueva York, y su hermano menor de 10 años, Jonas (Bobby Coleman), quien adora a su padre. El padre trata de volver a conectar con su hija a través de lo único que tienen en común, la música y el piano. En el pueblo, Ronnie a duras penas hace amistades y pasa por ser una chica rara, pero conoce a Will (Liam Hemsworth), un muchacho guaperas que esconde más de un secreto y un gran corazón.

Es una historia de perdón, de segundas oportunidades y de primeros amores. Valores como el bien y el mal, la lealtad y la amistad, el trabajo, la alegría de vivir y simpáticas pinceladas de ecologismo salpican toda la trama, que se hace muy entretenida. Una pena que, como siempre, todo arranque de una familia rota, y que las separaciones figuren como algo “inevitable” con el paso de los años.

Miley Cyrus, como chica rebelde, desempeña bien su papel; pero quien está verdaderamente soberbio es el pequeño Bobby Coleman, en su papel de Jonas, que transmite autenticidad en cada una de sus intervenciones. Buena música y escenas encantadoras como las rodadas en el Acuario o la de las vidrieras de la iglesia.

Aconsejo verla en versión original subtitulada, ya que –como suele ser habitual- pierde bastante al ser traducida. Chiflará a las adolescentes.