martes, 6 de abril de 2010

Alicia en el País de las Maravillas

La Walt Disney da una vuelta de tuerca más a uno de los cuentos más queridos de todos los tiempos. La “Alicia” de Tim Burton combina la belleza de los libros de Lewis Carroll “Alicia en el país de las Maravillas” (1865) y “A través del espejo” (1871) con increíbles efectos especiales, como no podía ser menos, y la magia del visionario director y su intérprete preferido, Johnny Depp.

La película contiene una incisiva crítica social, bastante caricaturizada. Alicia (Mia Wasikowska) tiene ya 19 años y se dispone a entrar en el mundo de los adultos mediante el compromiso matrimonial con un patán. Huyendo de tanto convencionalismo insoportable, cae por el agujero que la lleva de nuevo a la madriguera del Conejo Blanco. Allí se reencuentra, aunque ella no lo recuerde ya, con los antiguos amigos de su primera aventura cuando tenía 7 años: Tweedledee y Tweedledum, la sabia Oruga Absolem, el sonriente Gato de Cheshire, y por supuesto, el delirante Sombrerero Loco, al que da vida Johnny Depp. Pero también tiene que vérselas con la cabezona Reina Roja, interpretada por Helena Bonham Carter y con la cursi pero inquietante Reina Blanca, una bella Anne Hathaway. Alicia deberá cumplir una peligrosa misión.

La película no se parece en absoluto a la versión infantil de 1951 de la Walt Disney; es más bien una historia gótica, muy característica de Burton, llena de fantasía pero con momentos algo tétricos. La alocada merienda en el bosque entre el Sombrerero Loco, la Liebre de Marzo y el Lirón es para mí una de las escenas memorables y no defrauda.

Apenas hay decorados, todo está creado con efectos especiales e, incluso, muchas de las características personales están alteradas. Por ejemplo, la cabeza de la Reina Roja está manipulada en postproducción hasta parecer grotescamente hinchada, también se han agrandado ligeramente los ojos del Sombrerero Loco para darle esa mirada exaltada y el cuerpo de la Sota es totalmente virtual.

Un aspecto que merece la pena destacarse es el del vestuario. La diseñadora Colleen Atwood tuvo que emplearse a fondo para crear los trajes que viste la cambiante Alicia. Mientras el resto de los personajes no cambian de atuendo en todo el metraje, el rico guardarropa de la protagonista se transforma también al ritmo de sus vertiginosos aumentos y disminuciones de tamaño. La diseñadora tuvo que elaborar diferentes medidas de trajes del mismo diseño y con el mismo estampado y características.

La película responde a las expectativas y propaganda mediática creadas de antemano, pero no es una película infantil y yo no la recomendaría para menores de 8-10 años. Merece la pena verla en 3D.